El solanense que viaja a Alaska en bicicleta lleva 270 días de travesía

Leo Duré, el solanense que viaja en bicicleta a Alaska, conversó con Facundo Muñoz, periodista de infoquilmes y relató sus experiencias en los primeros 270 días de travesía.

Leo Duré lleva 270 días viajando en bicicleta desde Quilmes. Si bien su objetivo final es llegar a Alaska, el joven de 30 años disfruta los miles de kilómetros recorridos y viaja sin apuro en su bicicleta restaurada del año 1995. Cuáles fueron sus experiencias, qué es lo bueno y lo malo del viaje, en dónde se encuentra, y todos los detalles, en esta nota exclusiva de InfoQuilmes.

Por: Facundo Muñoz

Cómo es la vida del quilmeño que viaja a Alaska en bicicleta: "Soy el pibe más feliz del mundo"

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El protagonista de esta historia partió el 17 de julio de 2022 desde el Cuartel de Bomberos Voluntarios de San Francisco Solano, acompañado de una multitud de vecinos, amigos y familiares. El joven es un cicloviajero aventurero, tiene 30 años, vive en San Francisco Solano, y hace unos años recorre algunas provincias de Argentina en su bicicleta. Sitios como San Martín de Los Andes, pasando por la Ruta de los Siete Lagos, el Bolsón, la Comarca andina, y Epuyén, fueron algunos de sus recorridas donde fue sumando kilómetros y kilómetros. Fue su último viaje el que le hizo despertar una idea que dejó su cabeza dando vueltas.

«Con un amigo nos fuimos hasta Río Gallegos en avión, armamos la bici y recorrimos el camino del viento, la tierra del fuego para llegar al fin del mundo, Ushuaia. En ese viaje, en un refugio paramos almorzar y había otros cicloviajeros. Charlando, me contaron que venían desde Alaska. No estaba enterado que se podía llegar por tierra, No lo podía creer. Me reí y una nueva aventura empezaba a germinar», había contado Leo a este medio. Así fue como comenzó esta historia, de la cual ya lleva varios meses de recorrido.

Luego de recorrer Argentina, Paraguay y Brasil, Duré se encuentra en Florianópolis, desde nos cuenta sus travesías, altibajos, y vivencias. «Es un honor compartir esta experiencia de vida con el diario que acompañó este desafío desde el primer momento. Pasaron casi 270 días. Los desafíos a superar fueron muchos y los voy superando cada vez que se hacen presente», destacó.

«Uno de ellos llegó a los 15 días de salir. Fue la soledad, puede ser abrumadora si no estás fuerte. Sé guardar calma. Fue un simple estado en la naturaleza de la mente que con el tiempo nos fuimos haciendo amigos, ahora lo disfruto». «Otro desafío fue hacer el ascenso al Hornocal. Éste está ubicado en la provincia de Jujuy a 4350 metros de altura. Del pueblo de Humahuaca al Hornocal los separan 25 kilometros. Pedalear en la puna tiene una dificultad muy alta. El oxígeno es otro, los dolores de cabeza por la falta de aire es constante y el camino es todo ripio y en súbidas muy empinadas».

«Demoramos unas 8hs en completarlo. Fue durísimo y un esfuerzo enorme que al final tuvo una gran recompensa. Fue la primera vez que acampo en esa altura y pasó algo impensado. El 1 de diciembre el cerro de 14 colores como es conocido, se tiñó de un solo color, blanco por todos lados, un sueño. Fuimos bendecidos por estar presentes en ese momento y por tener un container abandonado que nos sirvió de refugio». «La idea era darle la vuelta y llegar al Parque Nacional Calilegua. No se pudo. Mucha nieve y barro».




«Kilómetros más adelante me tocó atravesar las altas temperaturas de Formosa y Paraguay. Sus 40° diarios eran agotadores. La estrategia para rodar cambia. Levantarse a las 4 de la mañana, desarmar la carpa, desayunar y salir a la ruta 5hs para poder avanzar unos 50 kms antes de las 10. A veces le daba hasta la 1 y terminaba muy cansado, por suerte esa vez llamé a una casa a pedir agua fría y me hicieron pasar para resguardarme del sol. No sólo me dieron agua, también me brindaron una ducha, un almuerzo y un colchón para que duerma una siesta», (había pasado un mes de la última vez que Leo durmió en un colchón). «Hay mucha gente buena en el camino. Acá no importa el color o la bandera que tengas puesta. Te van a ayudar», comentó.

Actualmente el cicloviajero se encuentra en Brasil. «Ya llevo más de 6 mil kilómetros en viaje en casi 9 meses. He vendido muchas fotografías de mis recorridos, pero en algunos lugares no tuve mucha suerte así que me puse a vender empanadas al horno en la playa de Florianópolis y me fue muy bien con eso. De esta manera solvento los gastos del proyecto Argentina-Alaska». «Jamás pase un mal momento, ningún robo, ni herida. La bici tiene candado hace poco. Solo cuando entro al mercado está asegurada. Dentro de muy poco salgo a la ruta nuevamente. El litoral de Brasil es muy tentador y sus hermosas playas también. Veremos qué pasa más adelante», señaló.

«Lo importante es el hoy. Disfruto mucho el presente. El aquí y ahora. Me despierto, vivo y soy el pibe más feliz del mundo. Gracias por tomarte el tiempo para conocer mi historia de viaje. Te invito a que me acompañes en esta aventura por las Américas experimentando la libertad y la simple belleza de la vida en una bicicleta». concluyó

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