Jubilaciones, reajuste por movilidad
El reajuste que se les aplicará a las jubilaciones y pensiones de la Anses en diciembre sería de entre 21% y 25%, según estimaciones de economistas consultados por LA NACION. La suba, cuyo porcentaje se conocería oficialmente esta tarde se ubicaría, de esa manera, muy por debajo de la inflación del tercer trimestre del año, que fue de 34,65%. En consecuencia, los haberes seguirían perdiendo frente a la inflación. Por esto último, las expectativas están puestas no solo en el porcentaje de la suba por movilidad, sino también en el posible nuevo pago de bonos compensatorios. Los refuerzos implican una política que se viene sosteniendo hace ya más de un año, y que es parcial y discrecional, porque no alcanza a todos los jubilados, sino solo a un grupo.
De la fórmula establecida por la ley 27.609, vigente desde 2021, resultaría, en rigor, un índice de entre 25% y 30%. Sin embargo, la mencionada normativa prevé la eventual aplicación de un tope al porcentaje de la suba, en el caso en particular de cada diciembre. Ese valor máximo está vinculado con la variación de la recaudación de los impuestos y de los aportes y contribuciones destinados al pago de las prestaciones, y es independiente de cómo les haya ido a los ingresos frente a la suba de precios.
Es decir, la modalidad de actualizaciones establecida por el actual gobierno no garantiza un incremento piso para los ingresos en función de alguna variable (como podría ser la inflación), pero sí establece la vigencia de un porcentaje máximo anual para los incrementos. Si no se aplicara ese tope, el aumento de diciembre rondaría entre 25% y 30%, según diferentes proyecciones. Se estima que en diciembre de 2022 se aplicó efectivamente esa regla de un techo al aumento, aunque el Gobierno no dio en su momento información sobre el tema.
Lo cierto es que, con o sin tope, el reajuste por movilidad acumulado en 2023 quedará fuertemente por debajo de la inflación. Las recomposiciones otorgadas en marzo, junio y septiembre acumularon un 74,48% y, en igual período, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) avanzó un 103,2%. La suba total según la fórmula, se ubicó, así, 28,7 puntos por debajo del alza del costo de vida, sin considerar los refuerzos, que fueron eliminados en septiembre para un grupo. Considerado de punta a punta, en 2023 los haberes de quienes no perciben bonos sufrirían caídas de su poder de compra de hasta más de 20%, con meses en los que ese deterioro fue mayor aún.
De acuerdo con la estimación del economista Sergio Rottenschweiler, docente en la Universidad de General Sarmiento y especializado en temas de seguridad social, el índice para la suba de diciembre da como mínimo entre 25% y 26%. “Pero, para ese mes hay que chequear el tope y, al igual que el año pasado, sí operaría”. Calculó, entonces, un índice de 22,89%, o bien, si desde el Gobierno reajustaran las variables del cálculo, dadas las modificaciones al impuesto PAIS (la normativa establece que la comparación debe hacerse a valores homogéneos, es decir, corrigiendo las diferencias que puedan surgir por eventuales reformas a las reglas tributarias), el número sería aún más reducido, de 21,1%.
La fórmula considera el 50% de la variación interanual, en un trimestre, de la recaudación de los impuestos que tienen por destino a la Anses, medida por beneficio, y el 50% de la evolución trimestral de los salarios, según uno de dos datos oficiales (se utiliza el que haya tenido la mejor evolución): la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte) o el índice de salarios del Indec (IS), que se construye con los sueldos de los trabajadores formales y de los no registrados. Para diciembre se dispuso que debe observarse la variación interanual de la recaudación total de recursos que van a la Anses incrementada en un 3%: la movilidad acumulada en el año no puede superar ese número.
Reajuste con tope
El IS se conocerá esta tarde y, por eso, hoy es el día en que se daría a conocer oficialmente cuál será el porcentaje de la recomposición. Días atrás se supo que el Ripte (el otro indicador de ingresos que se debe observar) avanzó un 24,54% entre julio y septiembre (10 puntos por debajo de la inflación). Es bastante probable que el dato que difundirá el Indec muestre una variación más alta para el trimestre en cuestión, con lo cual se convertiría en el indicador a ser utilizado en la cuenta. Sin embargo, si se aplica el tope eso no modifica las proyecciones de una movilidad de entre 21% y 25%. Es decir, en esta oportunidad no influirá cuál de los dos índices salariales se use.
Los economistas del Ieral de Fundación Mediterránea estimaron que la movilidad será de 23,51%, con tope. Sin ese máximo, el índice “daría 27,6%” de acuerdo con esos cálculos, que tienen una suposición: que el índice de salarios del Indec tuvo en septiembre un comportamiento igual que el del Ripte (un alza de 9,5%).
“Los aumentos del índice de salarios del Indec fueron en julio y agosto mucho más altos que los del Ripte”, puntualiza el economista especializado en seguridad social Rafael Rofman, quien agrega que cuesta entender por qué resultó “tan alta” la diferencia entre los dos indicadores. Mientras que el Ripte tiene en cuenta los salarios del sector formal, el dato del Indec considera también los ingresos de los no registrados, que, habitualmente, tienen un comportamiento más pobre.
Rofman estima que la fórmula da entre 26,7% y 28%, dependiendo de si se hace o no la homogeneización de las variables incluidas en el cálculo (por los cambios en el impuesto PAIS). “Pero el límite máximo [el tope ya explicado] es más abajo”, agrega. Entonces, la suba a aplicar según lo dispuesto por ley estará algo por arriba del 24%.
En caso de confirmarse los resultados de esos cálculos (se trata de aproximaciones, porque el Gobierno no hace públicas todas las variables con las que calcula los incrementos), el haber mínimo pasaría a ser de entre $106.000 y $109.000, en bruto, aproximadamente.
El pago de refuerzos
Si a ese importe no se le agregara un adicional, los jubilados de ingresos más bajos pasarían a cobrar, en mano, menos dinero que el recibido entre septiembre y este mes. Actualmente, hay un refuerzo de $37.000, que cobran solo quienes tienen un ingreso inferior o igual al haber mínimo, de $87.460. Por fuera de quienes tienen ese ingreso básico, solo reciben un adicional quienes perciben hasta $124.460 (en bruto) y, ese extra es de un monto equivalente a lo necesario para llegar a esa cifra. Con un ingreso que, por uno o por más haberes sea mayor a $124.460, no se recibe el refuerzo.
Esa estrategia de bonos, que se suman a otros extras como el que el PAMI otorga a algunos afiliados, generó fuertes distorsiones en el sistema. Por ejemplo, con un haber mínimo –que es de $87.460– se percibe este mes, sumado el bono de $37.000, un monto neto de $121.836. Si se adiciona la ayuda del PAMI de $15.000, el total es de $136.836. Con un haber bruto de $133.000 (un 52% mayor al mínimo) no se cobran bonos, por decisión discrecional del Gobierno, y, por tanto, el ingreso de bolsillo es de $127.644. Es decir, se cobra $9192 menos que teniendo la mínima.
Entre septiembre de 2022 y agosto de este año, el cobro de bonos de diferentes montos estuvo dirigido a quienes cobraban hasta el equivalente a dos veces el haber mínimo. A partir del mes pasado, el grupo de beneficiarios se redujo, según lo anunciado en su momento por el ministro de Economía y candidato a presidente, Sergio Massa, y la directora de la Anses, Fernanda Raverta, lo que determinó que la pérdida de poder adquisitivo fuera, para algunas personas, aún mayor que la surgida de la insuficiencia de la movilidad.
El índice de reajustes rige tanto para las jubilaciones y pensiones del sistema general de la Anses, como para las prestaciones no contributivas, la Asignación Universal por Hijo (AUH) y los importes cobrados por hijo (o por otros conceptos familiares) por asalariados formales y monotributistas. Además, la fórmula determina los porcentajes de aumento de los aportes previsionales de autónomos y de las remuneraciones mínima y máxima para hacer el cálculo de los aportes a la seguridad social, en el caso de los empleados dependientes.
Para quienes este año recibieron el aumento de 74,48% (por movilidad) y no tuvieron bonos, la caída del poder de compra llegó en septiembre a más de 14%, y es superior aún en octubre y noviembre, ya que son meses en que no hay reajustes.